Sobre el café, la medicina y el rigor médico

Hoy he tenido la mañana libre. Hacía buen día y me apetecía darme un capricho. Así que he ido a una tienda especializada de café. Mientras se producía la transacción, el vendedor me ha preguntado que con qué agua preparaba el café. Tras mi respuesta, me ha recomendado prepararlo con agua de Bronchales. Le he preguntado el motivo. A lo que me ha respondido: porque es la mejor. Fin.

Yo ante estas cosas me quedo perplejo, ¿por qué es la mejor? ¿acaso alguien ha comparado preparar el mismo café en las mismas condiciones (misma cantidad, misma máquina, misma hora del día, etc…) con agua de Bronchales vs agua del canal de Isabel II? ¿Dónde está el estudio que demuestra esto? ¿Dónde está el acta del último congreso internacional de cafeteros que dice que los expertos recomendaron esto? ¿lo dice acaso Juan Valdez?

Este es un simple ejemplo de lo que ocurre en casi todos los ámbitos de la vida. Nos creemos lo que nos dicen o lo que dice alguien que parece saber del tema. Parecía que esto iba cambiando (hasta que llegaron los influencers), y yo creo que es así, y cada vez nos cuestionamos más las cosas. Lo que pasa es que llegado a un punto se les da la vuelta y estamos otra vez en el terraplanismo.

Está claro que probablemente no haya estudios científicos para todas las preguntas o dilemas que nos surjan en la vida, o que tal vez no los necesitemos para demostrarnos axiomas como que la paella de mi abuela es la mejor o la lasaña de mi madre es insuperable.

Sin embargo, en medicina se pueden hacer las cosas con más rigor, basadas en la evidencia
Yo ante estas cosas me quedo perplejo, ¿por qué es la mejor? ¿acaso alguien ha comparado preparar el mismo café en las mismas condiciones (misma cantidad, misma máquina, misma hora del día, etc…) con agua de Bronchales vs agua del canal de Isabel II? ¿Dónde está el estudio que demuestra esto? ¿Dónde está el acta del último congreso internacional de cafeteros que dice que los expertos recomendaron esto? ¿lo dice acaso Juan Valdez?

Este es un simple ejemplo de lo que ocurre en casi todos los ámbitos de la vida. Nos creemos lo que nos dicen o lo que dice alguien que parece saber del tema. Parecía que esto iba cambiando (hasta que llegaron los influencers), y yo creo que es así, y cada vez nos cuestionamos más las cosas. Lo que pasa es que llegado a un punto se les da la vuelta y estamos otra vez en el terraplanismo.

Está claro que probablemente no haya estudios científicos para todas las preguntas o dilemas que nos surjan en la vida, o que tal vez no los necesitemos para demostrarnos axiomas como que la paella de mi abuela es la mejor o la lasaña de mi madre es insuperable.

Sin embargo, en medicina se pueden hacer las cosas con más rigor, basadas en la evidencia científica. Y es una charla que siempre me viene a la cabeza cada vez que un/a paciente me pide que le pinche vitaminas o que le diga por qué le oculto la gran utilidad y secreto del uso de la pomada hemorroidal para las ojeras, si es que lo dijeron en el Hormiguero. Si es que está claro, con un buen marketing, hoy en día le venden una nevera a un esquimal o la crema antiedad de una gran superficie ser convierte en lo más para quitarse las arrugas.

Pues bien, sea en Clínica Millet, sea conmigo o sea con el médico que sea, exige rigor en tus tratamientos médicos o de belleza. Gástate el dinero en tratamientos con aval científico. Cuando se trata de la salud, quizás no sea suficiente con bueno, bonito y barato, o con la recomendación de un cafetero, quizás está bien pedir medicina basada en la evidencia.

Por cierto, el consumo de café se asocia con múltiples beneficios para la salud como una disminución de la mortalidad por todas las causas, menor sensibilidad a la insulina, menor riesgo de enfermedades hepáticas o de Alzheimer. (Y esto sí es ciencia)